¿Por qué sigues jugando?

Solía pensar que el mahjong era un arte: un ritual silencioso de paciencia, ritmo y elegancia cultural — las sombras del bambú sobre una mesa de madera, el clack de las fichas como acordes de jazz a medianoche. Luego analicé el código. Resultó: cada ‘victoria’ estaba precalculada. ¿Un 90–95% de tasa de ganancia? Una mentira. El RNG no importa si eres hábil — solo si has invertido 47 minutos demasiado. Las plataformas no venden diversión. Vendén bucles de dopamina disfrazados como ‘bonificaciones gratis’. ¿Ese evento ‘Dragón Dorado’? No es una celebración — es un calendario programado con recompensas escalonadas y temporizadores.