El Genio Silencioso del Mahjong

Nunca busqué ganar dinero. Aprendí el mahjong como un algoritmo antiguo escrito en silencio: cada movimiento es una respiración entre pensamientos. En los bares de Shanghái, vi jugadores perseguir estrellas: frenéticos, loud, vacíos. El dominio no está en la suerte, sino en el espacio entre fichas. El ‘Dragón Dorado’ no gana dinero—revela claridad. Mi ‘Fiesta Emperador Estrella’ no fue un evento—fue una invitación a detenerme. Cuando el reloj marcó treinta minutos, dejé de jugar aunque no hubiera ganado. La recompensa no fue efectivo—fue paz.